La búsqueda de un teatro con personalidad propia que identifique al canario es una de las premisas que ha acompañado al arte escénico desde su comienzo con el propósito de dar respuesta a las inquietudes espirituales y religiosas de los primeros pobladores europeos y para encandilar al alma de los aborígenes.

Reconocido como una herencia de la cultura universal el teatro deviene espejo del acontecer de la sociedad en cada tiempo y espacio, pero particularmente en las islas el reflejo de su vida cotidiana sigue ausente de los escenarios.

Con razón se ha escrito que la cultura tiene raíces, pero no fronteras y por otro lado vemos como el teatro hecho en el archipiélago canario a penas reflexiona sobre el ser que lo habita y sucede así porque buena parte de las compañías teatrales optan por la comedia en un ambiente ensombrecido por la carencia creciente de espacios escénicos.

Es necesario un vuelco y apreciar esta manifestación como un espacio para la reflexión de lo que ha sido, es y podrá ser la aventura del ser humano.